Estos médicos pueden intervenir en multitud de tratamientos. En términos generales, sus funciones son:
Tratamiento hospitalario de pacientes con diversas patologías: autoinmunes, metabólicas, sistémicas, etc.
Consultas externas.
Atención integral a pacientes que tienen un mayor riesgo vascular debido, por ejemplo, a enfermedades como hipertensión arterial o diabetes.